jueves, 24 de octubre de 2024

Nuevo camarote de proa.


Este era el camarote de proa del Simbad; se quedó para lo último y se terminó ya sin medios económicos ni demasiadas ganas; además, el poner literas fue debido al plan de entonces, que era hacer charter con el barco. Si bien hice una distribución mixta que sirviera para uso personal y charter, con el paso de los años se demostró poco acertada. El charter con el Simbad solo duró cuatro años y para uso personal le podría haber sacado más partido al interior. Con los años fui haciendo reformas para adecuarlo más al uso con poca gente; rectifiqué el baño, la cocina, el pasillo de estribor, la mesa de cartas y el sofá de estribor de la sala, que para charter era una cama más y ahora es más polivalente y hay una estufa de gas-oil y un mueble librería.


La idea era aprovechar el espacio para hacer armarios; ahora solo navegamos dos personas, sobran camas y falta espacio para guardar trastos, pero sobre todo para tenerlos organizados. La litera alta se quedaría a su altura, pero la llevaría más a crugia para tener mayor espacio debajo y, aunque no era necesario, tendría una cama más cómoda. Lo primero fue derribar. Como siempre que accedo a zonas ocultas, me llevé una grata sorpresa al ver que no tenía que retocar nada la pintura del casco.


Luego había que llevar la litera alta a su nuevo lugar; no podía sacarla del camarote sin romper las molduras, con lo que tuve que recortarla in situ, cortes que fui haciendo poco a poco para no pasarme. La litera se acortó cuatro centímetros. Una vez en el sitio, lo siguiente fue sacar la plantilla del frontal del mueble, luego cortarlo y probarlo.



Arriba: se puede ver el hueco que queda a la derecha de la fotografía y que indica el lugar que ocupaba antes la litera; al ir llevandola hacia la banda había que ir recortandola de pies y de cabecera y lo más delicado, el frontal de Teka. El presupuesto ya no daba para hacer uno nuevo; gracias a la multiherramienta lo pude hacer todo sin problemas.
Abajo: Se puede ver hasta donde llegaba la litera inferior y la necesaria prolongación del piso hacia proa y hacia babor. Esto no lo pensé, no tenía listones para prolongar el piso y solo de pensar en lo que podrían costar me daban escalofríos; tenía que buscar en el altillo de casa a ver qué encontraba.


Encontré molduras varias de cantos de 8 mm de espesor; el piso es de 10 mm; gracias de nuevo a la multiherramienta pude elaborarlas y con alguna chapucilla que mejor no contar conseguí que diera los 10 mm de altura. Lo que no pude conseguir es que fueran más anchas, pero esto último, si no lo digo, ni se hubiera notado.


Abajo: escalón para poder subirse con más comodidad a la litera.


El lío de siempre, poco espacio para ajustar en el sitio y con mis años un problema, de dentro de uno de esos armarios casi no salgo.



Al poner el frontal y las puertas recién pintados, nos dimos cuenta de que el camarote ya no era blanco, más bien un crema grisáceo. Pintamos la puerta de acceso al pique de proa y pasó lo que tenía que pasar, que pintamos todo el camarote, desmontamos molduras, techos, luces… ufffff, se sabe cuando se empieza, pero nunca cuando se termina.


Poco a poco fue tomando forma; lo que suponía un trabajo de unos diez días se convirtió en veinte y el gasto que supuse en unos 200€ para el tablero WP, un bote de pintura, la celosía, algunos tornillos etc. llegó casi a los 350€. La pintura al final fueron cuatro botes.


Casi todo el trabajo de pintura había que hacerlo abordo y como ya hemos respirado bastantes pinturas nocivas a lo largo de nuestra vida, nos decidimos por este esmalte al agua, muy recomendable sobre todo si se da sobre una superficie ya tratada y lisa.


Terminado






La reforma del pasillo hacia popa fue algo similar. Abajo se puede ver que la litera baja no tenía accesos más que quitando la tapa de arriba. En el momento en que se terminó el charter de semana, el de día lo estuve haciendo hasta el final de la Copa América de Valencia, la convertí en un estupendo mueble, con cajones y unos buenos armarios con baldas. La litera de abajo, aún no siendo muy cómoda para dormir, se podría seguir empleando y normalmente se usa para cosas largas, como colchonetas, la veleta del Hydrovane, etc.
 

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