Los
viajes
Por aquel entonces ninguna empresa transportaba
mercancías a Bulgaria, en principio alquilamos una furgoneta, que según contrato
tampoco podía entrar en Bulgaria, claro que entro ... mas adelante compramos un
Land Rover de segunda mano, con mas de doscientos mil kilómetros, que cumplió
su labor perfectamente.
Otros viajes fueron
los traslados de los barcos, primero de un “Astillero” a otro y luego de Sofía
a Varna, en el mar Negro, setecientos kilómetros de carreteras infernales.
Nieve, nieve, nieve ...
Los
astilleros, por llamarlos de alguna manera.
Nuestro primer astillero, un cuartel del ejercito
Búlgaro, no estuvimos mucho tiempo, desconozco realmente las causas, supongo
que problemas con las “Mordidas” de los comandantes.
El segundo fue una
especie de cobertizo, vamos, un terreno y una nave abierta por dos de sus
lados, en invierno hacia un frió insoportable, nunca entendí como podían
trabajar en aquellas condiciones, evidentemente aquella gente estaba hecha de
otra pasta.
Mientras tanto el
resto del barco se iba haciendo como se podía, el mobiliario en casa del
carpintero, balcones y puentes en casa del tornero.
En Primavera el asunto cambiaba un poco
El tercero fue otro
descampado, aquí no disponíamos ni del techado que teníamos en el segundo, al
menos había una caseta en la que podíamos guardar los materiales. El cambio del
primero al segundo solo nos supuso mover el Alitan 53, pero del segundo al
tercero ya tuvimos que trasladar tres cascos, un 37, un 53 y un 56.
¡Por fin una nave! Con
un montón de cristales rotos pero con sus cuatro paredes y su techo, con puerta
y todo, además teníamos puente grúa y mucha maquinaria.
Y lentamente, pero sin pausa, todos los barcos navegaron, en la foto el Samson 56 navegando por el mar Negro
Esos locos bajitos que iniciaron esta aventura, durante una comida de trabajo en la empresa
Mariel, Martin y un servidor
A ratos perdidos de turismo
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