domingo, 30 de marzo de 2025

Varadero 2025

Semana fatal en todos los sentidos; tuvimos lluvia todos los días, afortunadamente no continua, con lo cual pudimos ir rascando y pintando en los huecos que esta nos dejaba.

 Pero esto, aun siendo engorroso, no iba a ser lo peor; el eje de la hélice había cogido holgura, con lo cual tocaba cambiar los casquillos. Para cambiar los casquillos hay que quitar el eje y para quitar el eje hay que quitar el motor. Ante semejante panorama pensé en cambiar solo el casquillo del arbotante; este se puede sacar sin tener que quitar el eje, pero estaba tan solidificado con el arbotante (y eso que era fenólico) que no hubo manera de sacarlo. Lo intenté hasta con un gato hidráulico de tres toneladas y lo único que hacía era clavar en mi skeg el taco de madera en el que lo apoyaba y no movía ni una décima los casquillos. Menos mal que es acero; en un barco de fibra habría salido todo por los aires. Había que dejar de perder el tiempo e ir a lo seguro; los días corrían y teníamos la semana de Fallas para pintar el barco, así que me hice con dos polipastos, levanté el motor, saqué el eje y me dispuse a sacar primero el casquillo del arbotante, el más fácil. No había manera, todo el que pasaba por allí daba ideas... Al final, con una broca de corona de 48 milímetros (el arbotante tiene 50 de interior), conseguí hacer un encaje para el formón y, combinando broca y formón y tras dos horas, los dos casquillos estaban fuera. Salieron hechos serrín y el pedazo más grande no tendría más allá de un par de centímetros; en la vida vi algo así.   



El tiempo se preveía malo y, ante la poca maniobrabilidad que tenía debido a la enorme cantidad de caracolillo en la obra viva y la hélice, me llevé el barco al foso del trávelin la noche anterior en que iba a soplar menos viento.

Otra sorpresa más, aparte del caracolillo: teníamos barro de la Dana por toda la obra viva; estaba como pegado. Tuvimos que pasar dos veces la karcher y emplearse a fondo con la rasqueta.



Plano de arbotante y bocina del Simbad. Una de mis preocupaciones, viendo como estaba el casquillo del arbotante, era pensar en que el de la bocina se me metería hacia dentro de la misma y esta tiene una considerable longitud; afortunadamente tenía un encaje y no pasó de su sitio. 



Poco a poco se iban dando las manos, como siempre hacemos: primero una mano de Intertuf de International como capa intermedia, sellado de lo que hay debajo y agarre de la patente, además de seguir protegiendo el casco de la oxidación. Se hace imprescindible chorrear la obra viva; hay tantas capas viejas que la superficie que se queda está llena de escalones, refugio perfecto para el caracolillo, aparte de la velocidad que nos restara, aunque esto último no me preocupa. ¿Pero dónde chorrear hoy en día aquí en España y a un precio razonable?


Pensando en que este año solo íbamos a dar patente y tendríamos tiempo más que sobrado, compré el kit de patente Velox para la hélice, a ver si me aguantaba más. Solo nos faltó eso, dejar la hélice y el eje totalmente limpios para imprimar en condiciones; fue otro trabajo más duro de lo esperado. 


En estas condiciones pasamos los nueve días que estuvimos en seco, a excepción de un par de días en que comimos en el bar; el resto de días ahí se las apañaba Charo para cocinar y fregar. Ni que decir, como estaba la cubierta, a pesar de los cartones y trapos que cada día poníamos.





Unos días para olvidar, de esta hemos salido de milagro, demasiado años (Los nuestros) y demasiado barco, los amigos nos dicen: pero lo habéis hecho, si, pero a costa de mucho stress y mucho machaque de articulaciones y físico en general. 


Uno puede pensar que con la botadura terminaba todo, pues no, aun quedaba comprobar que la alineación del motor era correcta y el prensa seco no hacía agua. Afortunadamente, así fue, pero las comeduras de coco son inevitables, al menos en mi caso. 


Al final la simple prueba de mar reconforta de todos los sufrimientos, o eso queremos creer.

Ahora queda cambiar los silentblocks; al levantar el motor, detecté que ya estaban un poco blanditos y el display de la sonda dejó de funcionar. Suma y sigue, ja, ja. 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Limpieza deposito de gasoil

 Hace un par de meses que cambié filtros y líquidos del motor, los filtros de gasoil salieron limpios, pero sondeé el tanque con una varilla de madera (al principio ese era el sistema que tenía para ver el nivel del tanque) y esta me salió con el culo manchado de barro. Probé varias veces más, ya tratando de "recoger" más muestras del fondo del tanque, y efectivamente había cierta cantidad de barro. Desde que se botó el barco, año 1991, no he vaciado del todo el tanque y, por lo tanto, nunca llegué a ver el fondo del mismo. Así que me hice el ánimo y me metí en semejante faena.

El tanque está situado en la orza, tal y como se ve en los planos que adjunto.

El tanque tiene tres tapas de acceso y cada una de ellas corresponde con un mamparo rompeolas, la de más a popa es la que dejé totalmente accesible, quitando unas treinta tuercas, para poder echar un vistazo "rápido". Las otras dos están con mobiliario y piso por encima, este se puede desmontar con relativamente poco trabajo, a excepción del central, que tendría que cargarme una parte del banco de gresite de la cocina, así que decidí abrir la de siempre y la de más a proa para desde ambas poder atacar a la central.





Lo primero era hacerse con una bomba para trasvasar el combustible a garrafas de plástico, unos 150 lts, pedí garrafas prestadas a todo el mundo y como nadie tenia una bomba que prestarme me compre una en Aliexpress, una maravilla y por apenas 30€

Lo segundo fue desmontar parte del sofá de la sala y el compresor de la nevera que estaba justo encima de la tapa. Gracias a la multiherramienta, pude cortar el fondo de ese cofre, pues estaba hecho de una pieza. Justo detrás del compresor hay un tanque de agua.

Accedí a sitios que no había vuelto a ver desde el año 89 y fue una grata sorpresa ver lo bien que se conservaba la pintura y la ausencia total de óxido, ni rastro.


Lo que me encontré no tiene palabras; parecía que la Dana había llegado hasta el interior del tanque. El barro tenía unos dos centímetros de espesor. Solo era barro o algo parecido, imagino que mezclado con impurezas del propio gasoil, nada de bacterias. 
Me construí una pala, o algo parecido, que pudiera llegar al fondo y sirviera como recogedor; en la foto se ve parte de ella.


Una vez sacado el gasoil y el barro, fue cosa de manguera y mocho. La pintura con la cual imprime el tanque estaba aún en muy buen estado, no recuerdo qué marca era, porque desde luego ha cumplido y seguirá cumpliendo.




Cuando las barbas del vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar.